Superbacterias: Un problema real
Estoy segura de que al menos alguna vez en tu vida has usado algún antibiótico para acabar con una infección en tu cuerpo. Pero, ¿seguro que lo usaste correctamente? ¿Sabes con seguridad que tenías una infección bacteriana? ¿Lo usaste el tiempo indicado por tu médico? ¿O lo tomaste por tu cuenta?
Los antibióticos, como la penicilina descubierta por Alexander Fleming en 1928 por pura serendipia y tantos otros descubiertos a posteriori, han salvado millones de vidas combatiendo nuestras infecciones bacterianas, esas que nos hacen enfermar, a veces gravemente, y que nos hacen sentir tan mal durante días.
Pero hace unas décadas que ha habido un giro de los acontecimientos y los antibióticos han perdido efectividad contra algunos tipos de bacterias, hasta el punto que algunas de ellas son ahora casi imbatibles con los medicamentos de los que disponemos en las farmacias. Por desgracia, la forma en la que hemos usado los antibióticos ha ayudado a crear lo que llamamos superbacterias resistentes a antibióticos.
Aunque no se habla mucho de esta pandemia silenciosa, solamente en Europa cada año mueren más de 33.000 personas por infecciones de bacterias resistentes a antibióticos, de las cuales aproximadamente unas 3.000 en España. De hecho, el mismo Fleming ya advirtió en su discurso de aceptación del premio Nobel en 1945 del peligro de exponer microbios a concentraciones de penicilina que no sean suficientemente elevadas como para matarlos, ya que entonces se convertirían en resistentes.
Sin embargo, parece que no le hemos hecho mucho caso. A lo largo de las últimas décadas la prescripción indiscriminada de antibióticos en salud humana y animal cuando no son necesarios, así como el mal uso de los mismos por las personas a las que se les recetó, han favorecido la selección de bacterias resistentes, un hecho que bien pronto se podría considerar un gran problema.
De hecho, la OMS ha declarado que la resistencia a los antibióticos es una de las diez principales amenazas de la salud pública a las que se enfrenta la humanidad. Las predicciones dibujan un panorama de 390.000 muertos en Europa y unos 40.000 en España para el año 2050.
¿Pero cómo ocurre este proceso? Un ejemplo claro es el mal uso de los antibióticos durante, por ejemplo, la gripe. La gripe es una infección vírica, por lo que un mal conocimiento nos puede hacer pensar que un antibiótico nos curará y hará sentir mejor, cuando en realidad los antibióticos solo funcionan ante infecciones bacterianas, nunca ante las víricas. Esta administración errónea no solo no nos hará sentir mejor como esperábamos con ansia, sino que destruirá una amplia variedad de bacterias en nuestro cuerpo, incluso las “buenas”, esas que nos ayudan a digerir los alimentos, por ejemplo. Pero es que, además, las bacterias suficientemente fuertes como para sobrevivir al ataque de los antibióticos crecerán, se multiplicaran y crearán cepas que ya serán resistentes a esos medicamentos. Estas cepas son las que en el futuro nos pueden dar serios problemas, ya que, no solo se pueden propagar, sino que también pueden compartir sus rasgos resistentes con otras bacterias.
Este no es un post para crear miedo, ni mucho menos, sino para concienciar un poquito. Los científicos están trabajando desde hace años en encontrar nuevos medicamentos y tratamientos, como los bacteriófagos (ya hablaremos de eso otro día), para acabar con las superbacterias. Una tarea, eso sí, que de momento no está siendo fácil.