Los 3 datos científicos de «La Sociedad de la Nieve»
Después de la resaca de los premios Goya, viendo un premio tras otro para ‘La sociedad de la nieve’, dirigida por Juan Antonio Bayona y que cuenta la historia real de los supervivientes del accidente aéreo del vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya, tengo que reconocer que estoy un poco obsesionada. Con la película, con sus protagonistas en la ficción y con sus protagonistas reales: los supervivientes, los que no sobrevivieron y las familias de los que no sobrevivieron.
Mientras esperamos a ver qué pasa en la gala de los Oscar el próximo día 10 de marzo, vamos a responder a tres grandes preguntas relacionadas con la ciencia y la salud que aparecen en la película.
Hay que destacar que los supervivientes sufrieron innumerables dificultades, no solo por la escasez de alimentos y de agua, sino que también por la climatología extrema. Todo esto provocó la aparición de multitud de lesiones traumáticas, así como de secuelas propias de los estados de penuria física.
¿Por qué, a los pocos días de estar perdidos en medio de los Andes, los supervivientes orinaban de color negro?
En un momento determinado de la trama, mientras discuten la falta de comida, uno de los personajes observa que el color de su orina es negro, lo que le provoca alarma, ya que algo en su cuerpo no está funcionando correctamente.
Recordemos que, en condiciones normales, nuestro sistema renal es el encargado de eliminar los productos de desecho que circulan por la sangre y nuestra orina debe ser de color amarillo claro. La orina está formada principalmente por un 95 % de agua, un 2 % de sales y un 3 % de urea.
Si la orina varía de color por cambios, sobre todo, en su composición, es señal de que se está sufriendo algún tipo de trastorno.
En el caso de los supervivientes, el color oscuro de su orina posiblemente fue una deshidratación extrema, ya que el agua que bebían procedía de la nieve (suerte que al menos había nieve), pero la cantidad diaria no debía llegar a un litro diario. Si no vas hidratando tu cuerpo día a día, la orina se va concentrando y empieza a oscurecerse. Recuerda que tu orina de primera hora de la mañana tiene un tono amarillo más oscuro que durante el día, debido a que la falta de hidratación durante la noche hace que se concentre.
Pero la deshidratación extrema no tiene por qué ser el único motivo. También podrían haber sufrido de rabdomiólisis, una descomposición de los músculos dañados que causa la liberación del contenido de las células musculares en la sangre y que es provocada por múltiples traumatismos, sobreesfuerzo o frío excesivo. Estos daños musculares liberan la proteína mioglobina a la sangre que posteriormente es filtrada por el riñón, dando un color oscuro a la orina.
Otros motivos menos probables serían la aparición de melanuria y/o coluria, la expulsión de melanina y/o bilirrubina respectivamente por la orina. Y, finalmente, esta coloración también puede deberse a una enfermedad renal, que impide la filtración adecuada de la sangre.
¿Por qué a los pocos días de estar perdidos en medio de los Andes se les podían mover los dientes?
En otro fragmento de la película podemos ver como un superviviente intentando alimentar a otro, nota que se le mueven los dientes.
Cuando tenemos una mala salud bucodental podemos padecer infecciones en las encías y, en los casos más graves, puede dañarse también el hueso en el que se apoyan los dientes, provocando que estos empiecen a moverse e incluso lleguen a caerse.
La falta de higiene dental en los supervivientes, la mala (o casi nula) alimentación y el estrés pudieron suponer una mezcla perfecta para producir daños en sus encías.
En la película no se especifica el motivo de esto, bien podría haber sido este como también un traumatismo en esa parte del cuerpo, por el golpe que dio el avión en la montaña y el descenso hasta el valle donde se quedaron los restos del fuselaje.
¿Había riesgos en comer carne humana cruda?
La respuesta rotunda a esta pregunta es sí. La historia de los Andes ya la conocemos y sabemos que los animales, incluidos los humanos, pueden recurrir al canibalismo y/o antropofagia en condiciones extremas, como por ejemplo la falta de alimentos, así que no es el momento de juzgar a los supervivientes, sino de explicar los riesgos que esto puede suponer.
El riesgo está, sobre todo, en contraer enfermedades priónicas, proteínas cuya estructura está alterada y, no solo dejan de funcionar, sino que hacen que otras proteínas también se vean alteradas.
Una de estas enfermedades te sonará por la conocida enfermedad de las vacas locas, vacas que se alimentaban con piensos ricos en proteínas de origen animal provenientes de carcasas y vísceras de animales (ovejas y vacas, principalmente).
Estas enfermedades son trastornos cerebrales degenerativos y progresivos, por lo que resultan letales. Entre ellas encontramos el Kuru (enfermedad priónica encefálica rara y endémica de Papúa Nueva Guinea) o la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob.
Ahora bien, el canibalismo no lleva a este tipo de enfermedad si el cadáver que se consume no está contaminado con esta patología transmisible. Y, de hacerlo, evitad comer las partes más infectadas como el cerebro.