Doctorado, una palabra que vale por 17 (mínimo)
Queridos estudiantes de doctorado o doctores recientes… ¿Creéis que un doctorado os cierra las puertas a trabajar fuera del mundo de la investigación? ¿Creéis que habéis perdido 4-5 años de vuestra vida que podríais haber invertido acumulando experiencia en la industria?
Si os hacéis estas preguntas, leed lo que viene a continuación: una simple lista de 17 puntos de lo que os llevaréis (u os habéis llevado) gracias a vuestro doctorado y que, por lo tanto, os hace muy buenos candidatos para trabajar fuera de la academia. Si ellos aún no lo ven, aquí estamos nosotros para alzar la voz.
Si encuentras más, que seguro que sí, ¡coméntalos!
Gestión de proyectos: Todos tenemos un proyecto al que ceñirnos, que tenemos que modificar si es necesario y del cual somos responsables de que se lleve a cabo en un tiempo y con un dinero concreto.
Administración de presupuesto: El dinero es el que es. Puedes haber tenido la suerte de estar en un laboratorio con mucho dinero o, por el contrario, en uno con más bien poco. Sea como sea, seguro que has tenido que hacer tus investigaciones teniendo en cuenta el dinero que hay.
Trabajo en equipo: En un laboratorio se comparten muchos reactivos, muchos instrumentos e incluso se comparten conocimientos y habilidades. Al final, estamos trabajando en equipo.
Colaborar: Es muy probable que te haya tocado colaborar con otro grupo de investigación. No siempre es fácil… ¡y lo sabes!
Resolución de problemas: Todos los que te puedas imaginar. Un experimento que no sale, un reactivo que no llega, un competidor que publica antes que tú, un deadline que no tenías previsto… Has aprendido a definir un problema y a identificar sus posibles causas, así como a buscar sus soluciones.
Organización de reuniones y eventos: Normalmente el propio estudiante es quien se encarga de organizar las reuniones con las personas que supervisan su trabajo, al menos así es como yo lo hacía. Además, seguramente has participado en la organización de algún evento, curso o congreso que se ha llevado a cabo en tu universidad o instituto de investigación.
Innovación: ¡Eso siempre! No solo queremos responder nuestras preguntas científicas, sino que, si es posible, lo queremos hacer de una manera que llame la atención y nos diferencie de nuestros competidores.
Defender tu trabajo: ¡Claro que sí! Dicen que nadie sabe más que tú sobre tu trabajo, y es importante saberlo defender cuando toca. Aquí también aprendemos a responder de manera correcta a los diferentes feedback que obtenemos.
Trabajar bajo presión: ¿Hace falta decir algo? Vas a contracorriente, intentando publicar cuanto antes y con la máxima calidad posible…
Experiencia internacional: Congresos en el extranjero, estancias cortas, workshops… Seguro que has viajado durante tu doctorado y, si no, deberías haberlo hecho. Conocer cómo se hacen las cosas fuera de tu país te enriquece como profesional.
Escritura: Nos hemos cansado de escribir nuevos proyectos, informes de resultados y artículos. Y cada vez de un modo diferente. Igual tienes que llenar 30 páginas de proyecto que resumir todos tus años de tesis en un párrafo (abstract). Esto es así.
Hablar en público: Seguro que has tenido que explicar tus resultado, ya sea en un congreso o delante de tus examinadores o compañeros de laboratorio, por lo que has hecho una presentación y la has practicado para que saliera lo mejor posible y tus resultados se entendieran. ¿A que sí?
Divulgación: Dicen (y es bien cierto) que no hay ciencia sin divulgación, y es que no debemos esconder a la sociedad nuestros avances. Todos deberíamos participar en eventos divulgativos, al menos por nuestra ciudad. La dificultad: pasar unos conceptos complicados a un lenguaje claro, ameno y atractivo.
Gestión de web, email o redes sociales: Seguro que has controlado tu email, puedes tener un jefe que no pare… Y también puede que tu grupo tenga un web, o sea muy activo en redes sociales, y tú hayas contribuido.
Enseñanza: Una de dos, o las dos: o has tenido que hacer clases/prácticas en la universidad, o has tenido mínimo algún estudiante que ha hecho prácticas en el laboratorio y al que no solo has enseñado las técnicas de las que eres experto, sino que puede que le hayas dado algún sermón sobre cómo debe plantearse el futuro.
Administración de datos e información: No solo los de tus resultados, también matrículas, contratos, proyectos, presupuestos, colaboraciones…
Investigación: ¡Por supuesto!